miércoles, 18 de diciembre de 2013

EL CUERPO COMO SEXUALIZACIÓN

A vueltas con el cuerpo y con el objeto que nos han hecho creer que somos las mujeres. Lo peor es que no solo lo creemos nosotras. Desde niñas, muy niñas, se nos indica qué podemos hacer, cómo hemos de hacerlo...por ejemplo, en lo corporal: las niñas pequeñas ya cruzan las piernas como si fueran presentadoras de televisión, o se fijan en si las muñecas tienen más o menos pecho. 
La sexualización de la identidad es tan alarmante en estos tiempos que corren que asusta pensar en esa generación de mujeres que serán mañana. 
Desde el cuerpo, se mide y se percibe el mundo. Y los hombres interpretan ese lenguaje. Por ejemplo, si toco mi pelo mientras hablo con uno, él puede interpretar que me gusta y que coqueteo...
Quizá no coqueteo con él, sino que sencillamente me gusta tocarme el pelo. Es solo un ejemplo de la percepción que se tiene sobre el lenguaje no verbal de las mujeres. 
Por eso me gusta tanto esta foto: mi cuerpo es mio, con él respiro-amo-juego-experimento-trabajo...nada ni nadie debería mandar sobre él. Solo yo. 
Y el cuerpo es violado cada día, es maltratado y ultrajado en cada lugar de este mundo. 
Ahora y con la calle llena de personas que han violentado a las mujeres, es complejo pensar en igualdad y justicia. Las mujeres seguimos siendo objetos para la sociedad. 
Los hombres, algunos-muchos ya han cambiando el chip, siguen partiendo de estos prototipos de mujer y siguen creyendo que la seducción está relacionada con la relación sexual. 
Podemos ser seductoras en muchos momentos de nuestra vida. Hay personas que lo son, que son atrayentes, que son interesantes, que brillan con luz propia. 
¿Es eso seducir en lo sexual? Creo que no. Creo que la persona es mucho más que el sexo que la define y por supuesto, una mujer es mucho más que su aparato genital. 
A veces me pregunto el por qué la gente "normal" no se plantea estas cuestiones. He descubierto que es miedo lo que sienten a lo que se puedan encontrar...y les da miedo "pensar". Por eso, pensar desde la perspectiva de género y tener las gafas violetas puestas de continuo te hace más crítica y más autodeterminada. 
Les invito a PENSAR, desde el género, desde las personas, desde la deconstrucción para volver a construirnos. SEAMOS ANDANDO, como bien nos regaló Freire. 

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